En Marvel Legacy, todo lo viejo vuelve a ser nuevo. Y si hay algo que la industria del cómic ha aprendido, es que si algo funciona una vez, volverá ha hacerlo. Una y otra ver las historias regresan a los personajes a los personajes más populares de los años noventa, y si hay un personaje del Universo Marvel que se ganó a sus fans en esa década, fue el Venom de Eddie Brock. Y la verdad, esta vez este regreso es uno de esos que lo petan.
Siguiendo con el éxito indiscutible que supuso en su momento Spider-Verse (llamado aquí Universo Spider-man) de Dan Slott, la factoría de las ideas decidió repetir el mismo concepto pero convirtiendo a varios héroes en inesperados portadores del simbionte Veneno a lo largo de todo su multiverso.
Edge of Venomverse es la serie que sirvió como precuela, presentando a algunos de estos personajes venomizados, en forma de atractivos one-shots, cada uno bajo un diferente equipo creativo.
Ahora, bajo el título Universo Veneno: Prólogo en su colección 100% Marvel, la editorial Panini Cómics nos ofrece los cinco números de la colección y Venomverse: War Stories recopilados a lo largo de 160 páginas a todo color, en un rústica de 17x26 centímetros.
¡El prólogo del evento protagonizado por el Protector Letal! Los simbiontes se han extendido a lo largo de la Telaraña de la Vida y del Destino. ¿Están simplemente buscando un nuevo huésped o algo siniestro los ha puesto en marcha?
Como ya mencionábamos antes, este volumen nos trae cinco historias diferentes repartidas por el multiverso para ofrecernos a algunos personajes que se han visto imbuidos / poseídos por el simbionte Veneno; un premisa realmente atractiva, ya que raramente hemos visto a Veneno teniendo como portador a un humano fuera de la normalidad que ofrecen Eddie Brock o Flash Thompson
El volumen da inicio con la mente de Matthew Rosenenberg, quién decide tomar a uno de los personajes más famosos y querido de los últimos tiempos para convertirla en Veneno. Hablamos de X-23, la clon / hija de Logan que nos ofrece todo un capitulo repleto de cuchillas, tentáculos y sangre. El artista Roland Boschi logra capturar el ambiente crudo de esta historia que cambia por completo los orígenes de Laura Kinney, ayudado por colorista Dan Brown, quién logra darle a las viñetas ese toque sucio tan convincente, logrando una de las historia más brillantes de este número.
Mientras la primera entrega es oscura y tenebrosa, la segunda nos deja tan locos como entusiasmados, pasando el relevo a un personaje totalmente inesperado: Masacre-Gwen (Gweenpool para los amigos).
Bajo la mano de los guiones de Christopher Hastings, la alocada versión otaku de Gwen Stacy nos llega retrada con los precioso lápices de Irene Strychalski y los colores Java Tartaglia, logrando unas viñetas divertidas, coloridas y chispeantes en las que nuestra irresponsable e infantiloide vigilante de Manhattan comparte protagonismo con Daredevil, pero esta vez y a diferencia de en su propia colección tiene poderes... poderes otorgados por su sádico simbionte y voz interior.
Aunque seguramente sin simbionte también tendría otras...
El resultado es el más inesperado de los personajes venomizados, una divertida parodia de Gwenpool, que a su vez es una parodia de Deadpool, que a su vez es una parodia de los superhéroes. Casi nada.
Cambiando de nuevo totalmente de registro, la tercera historia nos presenta al Portador Fantasma (Host Rider), un personaje con un nombre horroroso que supone la posesión del Piloto Fantasma Robbie Reyes por el simbionte. Simon Spurrier es el responsable de esta historia, logrando una coexistencia entre el simbionte y el espíritu de la Venganza bastante surrealista, en una historia repleta de disparos y explosiones bastante absurda que nos trae cosas como el villano Octosquatchpool...
Tigh Walker es quién está a cargo del lápiz en estas alocadas viñetas, contando con color de Felipe Sobreiro, quién claramente define el estilo de este número que, por increíble que parezca, es más absurdo que el de Gwenpool.
Y así llegamos al cuarto número, en el que tras la presencia de X-23, le llega el turno al Viejo Logan, quién tras ser traicionado por su hijo adoptivo (y natural de Hulk), recibirá su simbionte de un tiranosaurio. Sí, habéis leído bien...
Esta historia, que es bastante más seria de lo que parece tras nuestro breve resumen, es culpa de Ryan Key, junto a los dibujos de Andre Lima Araujo y el colorista Rachelle Rosenberg quienes juntos logran un estilo único en esta estrega.
Y así llegamos al cuarto número, en el que tras la presencia de X-23, le llega el turno al Viejo Logan, quién tras ser traicionado por su hijo adoptivo (y natural de Hulk), recibirá su simbionte de un tiranosaurio. Sí, habéis leído bien...
Finalmente la serie termina con Deadpool / Masacre, una historia que nos trae el tandem formado por el guionista Clay McLeod Chapman y el artista James Stokoe, quién también se encarga de colorear un capítulo que claramente homenajea a Alien. Una locura muy divertida, aunque se quede un poco a la sombra del magistral capítulo de Gwenpool.
El volumen se completa con , una mezcla aún más ecléctica de personajes y estilos. El destacado aquí es fácilmente No hay mal..., del escritor Nnedi Okorafor, quien presenta a una estrella de la pista parapléjica que se une al simbionte y se eleva a la grandeza después de que la Pantera Negra muera en combate. La artista Tana Ford lo clava también en esta historia, y los colores de Ian Herring nos hacen pensar pensar en un día caluroso y africano.
Sin duda, una introducción más que perfecta para Universo Veneno, que esperamos traer analizado en breve...