El proyecto llamado Before Watchmen recogió bajo su techo la friolera de ocho series limitadas - un total de 37 entregas - , cada una de ellas protagonizada por uno de los vigilantes protagonistas de la serie, situándolos en un momento previo de la historia principal.
Hoy abordamos la miniserie de Búho Nocturno, la personificación de Batman del universo Watchmen, cuya miniserie fue llevada a cabo por dos auténticos titanes de la novela gráfica: J. Michael Straczynski y Andy Kubert.
Antes de Watchmen: Búho Nocturno constó de cuatro entregas, las cuales ahora ECC Ediciones recoge en este cartoné de 120 páginas a todo color, en compañía de una galería de portadas y otros extras suculentos.
Antes de Watchmen: Búho Nocturno
Básicamente, la historia de origen del joven Daniel Dreiberg que se narra al inicio de este volumen es un cliché de los año uno de los superhéroes: infancia frustrante y alienada y el sueño secretos de ser el sidekick del héroe.
Después de acosar virtualmente al Búho Nocturno original (Hollis Mason), Danny logra su objetivo cuando finalmente Mason le pasa la "capucha". Lo que tenemos entre manos se parece mucho a la dinámica de Bruce Wayne / Dick Grayson, con la diferencia de que al adoptar la capa, Dreiberg se queda totalmente solo.
Una vez sale Hollis y entra en Rorschach es cuando esta historia comienza a sentirse como un a verdadera introducción a Watchmen.
La química entre Búho Nocturno y Rorschach es fantástica, y poco a poco base para las interrelaciones con el resto del equipo se establece.
La historia de J. Michael Straczynski es nítida y mantiene la trama en movimiento: claramente no está tratando de reescribir el material original de Moore, sino que se basa en él, dando una nueva vuelta de tuerca y un nuevo punto de vista a este tenebroso universo para poder ampliarlo a su manera y bajo sus propias condiciones, reinterpretando un personaje ya conocido por todos para poder ofrecernos un nuevo material que no decepcione a nadie.
Sin embargo es el arte del equipo formado por los padre e hijo Joe y Andy Kubert es lo que realmente "vende" el libro con solo abrir sus cubiertas. Y es que este dueto de dibujantes es capaz de crear unas viñetas que parecen emerger de un clásico Kubert de los años 60...
Algo tan indicado como peculiar, considerando que estas páginas han sido creadas en el siglo XXI.
Un dibujo que nos arroja directos a los brazos de la nostalgia que Watchmen debería transmitir siempre.
Básicamente, la historia de origen del joven Daniel Dreiberg que se narra al inicio de este volumen es un cliché de los año uno de los superhéroes: infancia frustrante y alienada y el sueño secretos de ser el sidekick del héroe.
Después de acosar virtualmente al Búho Nocturno original (Hollis Mason), Danny logra su objetivo cuando finalmente Mason le pasa la "capucha". Lo que tenemos entre manos se parece mucho a la dinámica de Bruce Wayne / Dick Grayson, con la diferencia de que al adoptar la capa, Dreiberg se queda totalmente solo.
Una vez sale Hollis y entra en Rorschach es cuando esta historia comienza a sentirse como un a verdadera introducción a Watchmen.
La química entre Búho Nocturno y Rorschach es fantástica, y poco a poco base para las interrelaciones con el resto del equipo se establece.
Sin embargo es el arte del equipo formado por los padre e hijo Joe y Andy Kubert es lo que realmente "vende" el libro con solo abrir sus cubiertas. Y es que este dueto de dibujantes es capaz de crear unas viñetas que parecen emerger de un clásico Kubert de los años 60...
Algo tan indicado como peculiar, considerando que estas páginas han sido creadas en el siglo XXI.
Un dibujo que nos arroja directos a los brazos de la nostalgia que Watchmen debería transmitir siempre.