Cómic: Reseña de "Superman: Retorno a la Grandeza" de Aaron Kuder, Gene Luen Yang, Greg Pak y Peter Tomasi - ECC Ediciones
En este Superman: Retorno a la Grandeza que era lanzado el pasado octubre de 2017 nos encontramos ante una historia creada por Aaron Kuder, Gene Luen Yang, Greg Pak y Peter Tomasi para DC Comics, a lo que se suma el trabajo artístico combinado de los grandes artistas Aaron Kuder, Ardian Syaf, Ben Oliver, Bruno Redondo, Cliff Richards, Dan Jurgens, David Messina, Doug Mahnke, Howard Porter, Jack Herbert, Javi Fernandez, Jon Bogdanove, Rafa Sandoval y Vicente Cifuentes.
En esta colaboración llegamos al ya casi final de la última etapa para el Hombre de Acero de New 52, que supondrá toda una serie de nuevos retos y los primeros hitos de lo que terminaría para siempre con el universo de New 52, dando paso a Rebirth.
ECC Ediciones lanzaba al mercado este volumen el pasado mes de mayo, recopilando en el interior de este precioso cartoné los números originales USA Superman Annual núm. 3, Action Comics núms. 48-0, Superman/Wonder Woman núms. 25-27, Superman núms. 45-50 a lo largo de 384 páginas a todo color, en las que además de las habituales portadas encontramos toda una galería de diseños de las que nos hacen babear.
Nuestra historia continua con un Superman afectado por el súbito cambio que se encuentra sufriendo desde su encuentro con Ulises en Los Hombres del Mañana, problema que durante el tomo anterior Ante la Verdad se agravó cuando al enfrentar a una organización secreta llamada HORDR que, utilizando una tecnología punto muy superior a lo que los civiles podrían soñar, utilizan los secretos como moneda de cambio para esclavizar a sus "trabajadores" y así controlar el mundo, terminaba perdiendo la mayoría de sus poderes.
Tras lograr poner al gran azul de rodillas, vimos como Lois daba un paso sin marcha atrás para salvar a su amigo y anular el poder que la organización criminal tiene sobre él: revelar públicamente que Clark Kent es Superman. Esta decisión terminó arruinando por completo la vida del Hombre de Acero, cuando todos sus seres queridos o mínimamente cercanos se convierten en el blanco de todos aquellos que tienen algo contra él... un grupo que confecciona una lista mucho más que larga.
Perseguido y odiado, el gran azul decidió cortarse el pelo y pasar al anonimato por completo, alejándose de todos aquellos que le rodeaban y cambiando su actitud por una mucho más huraña, amenazando a todos aquellos que pongan un dedo encima de sus amigos.
Tras estos sucesos, Superman decide mudarse a Oakland, buscando algo de paz y fallando en el proceso al verse rápidamente metido en un altercado con un metahumano llamado Apolaki en medio de las calles. Sus investigaciones no terminan en guiarle hasta un peculiar sitio que parece su nuevo hogar: un pozo de luchadores al que la gente acude para ver enfrentarse entre ellos a dioses olvidados que viven gracias a los relatos de sus propios combates en vivo.
Allí nuestro héroe comenzará una nueva carrera como luchador de pozo, conociendo en el proceso a grandes amigos como Haemosu, Mayari y otros poderosos seres que se convertirán en compañeros de confianza.
Por desgracia para el gran azul, esta calma será muy breve; la llegad a Oakland tras sus pasos de la Condesa y Jimmy Olsen destaparán poco a poco la verdad que se ocultaba tras la existencia de HORDR y que dará inicio con un más que fantástico flashback que relata el origen del padre de dicho villano y principal origen de la amenaza que se encotnraba tras todo el plan para desproveer a Superman de sus poderes: Vandal Savage.
Vandal toma acción rápidamente, materializando sobre el cielo de Metropolis una gigantesca nave desde el cinturón de Kuiper que, tras asimilar la fortaleza de la Soledad, hace lo propio con el satélite de la Liga con un único objetivo: Atraer hasta sus manos el satélite que dió pie a su inmortalidad y que, de regresar a sus manos, le otorgará un poder mucho más allá de lo imaginable.
Un plan durante cuyo proceso logra derrotar con suma facilidad a la Liga de la Justicia y a toda la linea de defensa del planeta, a medida que sus hijos comienzan a despertar entre los civiles de todo el planeta.
Con los mayores héroes de la Tierra derrotados y toda una inmensa legión de hijos a sus pies dispuestos ha hacer cualquier cosa para lograr un puesto en el nuevo orden de poder bajo su temible padre, las esperanzas se reducen al debilitado kriptoniano.
Dispuesto a salvar a la humanidad a cualquier precio y a detener a Vandal Savage antes de que este alcance un punto de poder sin retorno, Kal-El decidirá dar un paso al frente dispuesto a realizar un enorme sacrificio que probablemente le cueste su propia vida: exponerse voluntariamente a la dañina radiación de la Kriptonita para destruir todas sus células corruptas en una suerte de quimioterapia suicida, para lograr sacar poderes de su interior aunque sea a costa de su propia vida.
Sin lugar a dudas, nos encontramos ante la cúspide de toda esta trama en la que hemos visto a Superman someterse a altibajos de todo tipo, una última batalla final en la que el gran azul logrará recuperar sus poderes de una forma tan retorcida como el plan de Vandal Savage.
Una trama que desde su inicio ha parecido ir dando tumbos sin demasiado sentido y que nos deja un sabor agridulce en la boca, como si quién orquestaba su historia no tuviese muy claro como solucionar lo que había planteado... hasta llegar a un último enfrentamiento en el que, gracias a una pseudociencia bastante absurda, Superman logre volver al punto de partida como si nada hubiese sucedido.
Tras lograr poner al gran azul de rodillas, vimos como Lois daba un paso sin marcha atrás para salvar a su amigo y anular el poder que la organización criminal tiene sobre él: revelar públicamente que Clark Kent es Superman. Esta decisión terminó arruinando por completo la vida del Hombre de Acero, cuando todos sus seres queridos o mínimamente cercanos se convierten en el blanco de todos aquellos que tienen algo contra él... un grupo que confecciona una lista mucho más que larga.
Tras estos sucesos, Superman decide mudarse a Oakland, buscando algo de paz y fallando en el proceso al verse rápidamente metido en un altercado con un metahumano llamado Apolaki en medio de las calles. Sus investigaciones no terminan en guiarle hasta un peculiar sitio que parece su nuevo hogar: un pozo de luchadores al que la gente acude para ver enfrentarse entre ellos a dioses olvidados que viven gracias a los relatos de sus propios combates en vivo.
Allí nuestro héroe comenzará una nueva carrera como luchador de pozo, conociendo en el proceso a grandes amigos como Haemosu, Mayari y otros poderosos seres que se convertirán en compañeros de confianza.
Vandal toma acción rápidamente, materializando sobre el cielo de Metropolis una gigantesca nave desde el cinturón de Kuiper que, tras asimilar la fortaleza de la Soledad, hace lo propio con el satélite de la Liga con un único objetivo: Atraer hasta sus manos el satélite que dió pie a su inmortalidad y que, de regresar a sus manos, le otorgará un poder mucho más allá de lo imaginable.
Un plan durante cuyo proceso logra derrotar con suma facilidad a la Liga de la Justicia y a toda la linea de defensa del planeta, a medida que sus hijos comienzan a despertar entre los civiles de todo el planeta.
Dispuesto a salvar a la humanidad a cualquier precio y a detener a Vandal Savage antes de que este alcance un punto de poder sin retorno, Kal-El decidirá dar un paso al frente dispuesto a realizar un enorme sacrificio que probablemente le cueste su propia vida: exponerse voluntariamente a la dañina radiación de la Kriptonita para destruir todas sus células corruptas en una suerte de quimioterapia suicida, para lograr sacar poderes de su interior aunque sea a costa de su propia vida.
Sin lugar a dudas, nos encontramos ante la cúspide de toda esta trama en la que hemos visto a Superman someterse a altibajos de todo tipo, una última batalla final en la que el gran azul logrará recuperar sus poderes de una forma tan retorcida como el plan de Vandal Savage.
Una trama que desde su inicio ha parecido ir dando tumbos sin demasiado sentido y que nos deja un sabor agridulce en la boca, como si quién orquestaba su historia no tuviese muy claro como solucionar lo que había planteado... hasta llegar a un último enfrentamiento en el que, gracias a una pseudociencia bastante absurda, Superman logre volver al punto de partida como si nada hubiese sucedido.
