Cómic: Reseña de "Tokyo Zombie" de Yusaku Hanakuma [Autsaider].

Tokyo zombie, de Yusaku Hanakuma (Autsaider, 2016)
Una reseña de FJ Arcos Serrano

Fujio y Mitsuo son dos haraganes que trabajan en una fábrica de extintores. Ambos malgastan sus horas de recreo entrenando para cumplir sus sueños de ser campeones de jiu-jitsu. Un día, matan a su jefe por accidente y entierran su cuerpo en un vertedero tóxico con forma de montaña llamado el "Fuji Negro". A partir de ese momento las cosas empiezan a ponerse peliagudas cuando una horda de zombies surge de los cimientos del vertedero y comienzan a atacar a los vivos. Para sobrevivir, nuestros protagonistas tendrán que usar sus limitadas habilidades en el arte del jiu-jitsu. Eso, o pedir auxilio y escapar de Tokio. 

WTF?!! Sería algo así lo que el lector medio se le podría escapar de su boca en el mismo instante en que está ojeando este cómic en su librería habitual. Esta primera reacción no sería de extrañar, ya que digámoslo ya: el dibujo de dentro de sus páginas es feo, feo, feo.

Esta aparente cutrez es uno de los pilares básicos del Heta-uma (algo así como malo pero con calidad), género del cual Yusaku Hanakuma es uno de sus representantes más conocidos y reconocidos a nivel mundial (de hecho, un dato curioso: la pareja de luchadores de jiu-jitsu de esta historia protagonizan decenas de campañas promocionales, ocupan merchandising de todo tipo y hasta decoran locales de conciertos. Como si esto no fuera ya suficiente, en 2005 este Tokyo zombie fue llevado a la pantalla grande dirigido por Sakichi Satō, proyectándose incluso en el festival de cine fantástico de Sitges).

Tokyo zombie, de Yusaku Hanakuma (Autsaider, 2016) Tokyo zombie, de Yusaku Hanakuma (Autsaider, 2016)

Centrándonos en el tebeo en sí, es una auténtica montaña rusa demencial acompañado de un tono jocoso que nos acompaña durante toda su lectura.

Hay que decir que no toda la obra destila un aire trash que a más de uno espantará, sino que sorprende el cuidado con el que el autor dibuja las llaves de jiu-jitsu, en unas viñetas pulcramente coreografiadas, en contraposición a las demás escenas centradas en el gore, que perfectamente las puede dibujar cualquier niño de 4 o 5 años (aunque uno sepa que hay mucho más de lo que parece al estilo de Benjamin Marra o Juanjo Sáez).

Para ir finalizando no puedo dejar de mencionar el pelo de fieltro del protagonista en la cubierta del tomo, uno de esos detalles que sólo a la peña de Autsaider se le podría ocurrir: ¡Bravo!

Tokyo zombie, de Yusaku Hanakuma (Autsaider, 2016)

En definitiva: Tokyo zombie es de ese tipo de obras que uno no puede tomarse en serio bajo ningún concepto. Sólo queda dejarse llevar por esta gamberrada que se convierte por méritos propios en uno de los “guilty pleasure” más imponente de los últimos años.