Siguiendo con lo que ya sucedió con los volúmenes dedicados a Garth Ennis, Azzarello o Warren Ellis, ECC Ediciones continúa con su espectacular reedición de todo Hellblazer pasando a la etapa de otro de sus autores: Paul Jenkins.
Una etapa en la que Jenkins se vio escudado por los lápices del dibujante también británico Sean Phillips - un excelente artista capaz de sumergir en el ambiente oscuro de Hellblazer hasta al más profano - para dar forma a un equipo creativo que nadie olvidaría y que se encargaría de la cabecera durante una larga temporada que ahora ECC Ediciones nos brinda en dos volúmenes que se antojan gigantescos o, como mínimo, de los más gruesos de esta edición enciclopédica.
La etapa de Jenkins fue tan nueva como guionista para los lectores como para si mismo.
Hasta entonces se había dedicado a la edición bajo Mirage Studios, creado por Kevin Eastman y Peter Laird, míticos padres de Ninja Turtles, colección en la que Paul había hecho sus primeros pinitos como guionista, tras loq ue pasó al sello Tundra para engrosar su curriculum.
No fue hasta el cierre definitivo de dicho sello que Jenkins llegó a Hellblazer para quedarse hasta 1998 en la colección dándole un inolvidable toque de horror que podemos apreciar a lo largo de las historias recogidas en estos dos volúmenes para crear arcos argumentales de longitudes de lo más variadas, siempre sin renunciar a la acidez característica del viejo John.
Una mezcla de lo ofrecido por Delano y Ennis en un claro homenaje y reverencia a lo creado por los que sin duda fueron sus mejores guionistas, ofreciendo tramas cargadas de ironía y esa piza de cabrón que tantos seguidores a creado, aportando además un toque de melancolía hasta ahora desconocido por sus lectores y que, sin embargo, fue bienvenido.
Una melancolía que destaca principalmente en las conclusiones de las historias que nos propone el bueno de Paul Jenkins, en los que el personaje siempre deja escapar una nota triste o amarga que, sorprendentemente, queda perfectamente orquestado con la frescura de Constantine.
Una etapa que sorprendió a todos cuando, lejos de decepcionar a los seguidores de Hellblazer, logró ofrecer una síntesis de todo lo bueno del personaje a través de unos arcos argumentales cargados de un ambiente melancólico capaz de conmover hasta al más despiadado lector.
Paul Jenkins (Reino Unido; 1965.) Alumno aventajado de Kevin Eastman, cocreador de las Tortugas Ninja, Paul Jenkins debutó como guionista en 1994, año en que tomó las riendas de la serie Hellblazer.
Cuatro años después, inició una larga relación profesional con Marvel Comics, para la que realizó títulos como Inhumans, The Sentry, The Incredible Hulk o uno de sus mayores éxitos, Wolverine: Origin. En 2011, regresó a DC Entertainment para, entre otras cosas, apoyar a David Finch en las tareas de escritura de Batman: El Caballero Oscuro.
Sean Phillips (1965) debutó en la revista británica Crisis antes de dar el salto a Estados Unidos para participar en la serie Hellblazer.
Su desembarco definitivo al otro lado del charco no se consolidaría hasta el año 2000, cuando inició una prolífica colaboración con el guionista Ed Brubaker que incluyó obras como Scene of the Crime, Sleeper o Criminal.
También trabajó en la serie WildC.A.T.S. del extinto sello WildStorm durante varios años y coincidiendo con la etapa escrita por Joe Casey.
Con esta edición enciclopédica nos encontramos ante una larga recopilación que englobará las etapas del infame Constantine en su paso por el sello Vértigo por autores, abarcando en 17 volúmenes toda la magnífica colección.
La etapa Paul Jenkins nos llega en dos entregas, siendo la primera lanzada el pasado noviembre de 2015 en un formato cartoné de tapa negra de 480 páginas a color, mientras la segunda se nos ofrece en 592 páginas. Todo un ladrillo que agrupa los números originales 89 a 107 USA y 108 a 128 USA respectivamente; una más que suculenta recopilación a la que se añaden en el segundo volumen además los ejemplares de Hellblazer/The Books of Magic núms. 1 y 2 USA, así como Vertigo: Winter's Edge núm. 1 USA.
Corría 1995 cuando el universo Vertigo decidió dejar toda la responsabilidad de Hellblazer sobre unas manos que al publico del mago estafador y en general al léctor de cómics habitual le resultaban totalmente desconocidas: Paul Jenkins llegaba para orquestar Constantine tras la brillante e inolvidable etapa capitaneada por el célebre Garth Ennis, quién había logrado sin lugar a dudas dotar al personaje de una esencia que le perseguiría hasta estos días.
Garth Ennis había supuesto un antes y un después para el personaje y su linea de cómics, por lo que tras su partida el reemplazo era tan inevitable como terrorífico; era demasiado sencillo decepcionar a unos seguidores que habían gozado de una de las más brillantes etapas de John, y ahora tras una fugaz intervención durante unos capítulos por parte de Eddie Campbell, un nuevo autor de origen británico tomaba las riendas del pilar central de todo Vértigo - o al menos del que sin lugar a dudas era su título más estable en el mercado.
La etapa de Jenkins fue tan nueva como guionista para los lectores como para si mismo.
Hasta entonces se había dedicado a la edición bajo Mirage Studios, creado por Kevin Eastman y Peter Laird, míticos padres de Ninja Turtles, colección en la que Paul había hecho sus primeros pinitos como guionista, tras loq ue pasó al sello Tundra para engrosar su curriculum.
No fue hasta el cierre definitivo de dicho sello que Jenkins llegó a Hellblazer para quedarse hasta 1998 en la colección dándole un inolvidable toque de horror que podemos apreciar a lo largo de las historias recogidas en estos dos volúmenes para crear arcos argumentales de longitudes de lo más variadas, siempre sin renunciar a la acidez característica del viejo John.
Una melancolía que destaca principalmente en las conclusiones de las historias que nos propone el bueno de Paul Jenkins, en los que el personaje siempre deja escapar una nota triste o amarga que, sorprendentemente, queda perfectamente orquestado con la frescura de Constantine.
Una etapa que sorprendió a todos cuando, lejos de decepcionar a los seguidores de Hellblazer, logró ofrecer una síntesis de todo lo bueno del personaje a través de unos arcos argumentales cargados de un ambiente melancólico capaz de conmover hasta al más despiadado lector.
Cuatro años después, inició una larga relación profesional con Marvel Comics, para la que realizó títulos como Inhumans, The Sentry, The Incredible Hulk o uno de sus mayores éxitos, Wolverine: Origin. En 2011, regresó a DC Entertainment para, entre otras cosas, apoyar a David Finch en las tareas de escritura de Batman: El Caballero Oscuro.
Su desembarco definitivo al otro lado del charco no se consolidaría hasta el año 2000, cuando inició una prolífica colaboración con el guionista Ed Brubaker que incluyó obras como Scene of the Crime, Sleeper o Criminal.
También trabajó en la serie WildC.A.T.S. del extinto sello WildStorm durante varios años y coincidiendo con la etapa escrita por Joe Casey.