Comic: Reseña de "El país libre: Un relato de la cruzada de los niños" [ECC Ediciones]

Hoy venimos con un review muy especial, un proyecto que dio sus primeros pasos hace ya unos cuantos años, comenzando quizás con buenas intenciones pero que no obtuvo tan buenos resultados. Esta fue una idea que germinó en la mente de una editora y que, por suerte, ha tomado forma finalmente en nuestras manos. Este volumen que nos trae ECC Ediciones y que incluye el sello Vértigo en la portada es esa idea, simple en un principio, pero que unió a muchos con su sencillez, estamos hablando El país Libre: Un relato de la cruzada de los niños.

En este caso el volumen que nos presenta ECC Ediciones fue publicado en nuestro país el pasado febrero de 2016 aunque el original fue realizado mucho antes. En él se incluyen 208 páginas a color editadas en una sencilla edición de cartoné que recopila el guion principal de Neil Gaiman, acompañado de Alisa Kwitney, Jamie Delano, y Toby Litt, mientras que sus ilustraciones fueron realizadas por Chris Bachalo, Peter Snejbjerg y Peter Gross.

Para aquellos que no lo sepan, detrás de este volumen hay toda una aventura realizada por sus autores, ya que este tomo único no es hijo de una sola familia, sino que es la creación de muchos autores del sello Vértigo tras una idea bastante habitual últimamente, hacer un crossover. Sin embargo, antes de hablar de su creación, contemos su historia.

Sinopsis:
La historia comienza como cualquier otra, con un pueblecito de Inglaterra tranquilo y calmado donde nunca sucede nada interesante, hasta que realmente sucede. En este caso en un simple abrir y cerrar de ojos desaparecen todos los niños del pueblo sin que nadie se dé cuenta y el pueblecito apacible deja de serlo al llenarse de policías, reporteros y todo tipo de fauna especulativa. Sin embargo, los niños nunca fueron encontrados, las noticias con el tiempo se callaron y solo quedó una niña, Avril Mitchell que se encontraba en Londres el día del suceso, como el único miembro infantil en la zona.

Pero Avril que es una chica lista y está decidida a encontrar a su hermano, también desaparecido junto con el resto de niños, decide contratar a unos detectives. Estos son Rowland y Paine, dos chicos de aparentemente su misma edad que son muy especiales no solo por su labor detectivesca en la que se estrenan con este caso, si no también y, sobre todo, por el hecho de que están muertos.  

Con el caso en marcha y dispuestos a hacer de detectives nuestra pareja de protagonistas, los detectives muertos, marchan directos a Flaxdown el pueblo en cuestión, donde encontraran uno de los grandes misterios que hay detrás de la desaparición, y es que sin ser conscientes de ello tararean una vieja canción infantil y como por arte de magia aparece la niña nombrada en esta, “Joan la Saltarina”.

Es ella la que les contará, sin saber que se encuentra en un embuste, que los niños del pueblo se han ido a un lugar llamado País libre, al que para llegar tienen que buscar a un tal “Kual” ya que ella poco o nada puede hacer por ellos. Dicho esto, la chiquilla se marcha como llegó, desapareciendo, pero dejando tras de sí una lista de nombres que nuestros protagonistas entenderán poco después que son “niños de poder” que deben ser llevados por el Consejo del País Libre hasta su tierra, en el encontramos a Suzie, Tefé, Maxine, Buddy Baker, Dorothy y finalmente Timothy Hunter.

Sin tener muy claro que hacer con esta lista y con muchas dudas en la cabeza, la pareja de personajes intenta no estrujarse demasiado la materia gris y vuelven a lo básico, cantando de nuevo otra canción infantil y conociendo así, por mera casualidad, a Kual, presunto gobernante del País Libre.

De nuevo será ella, si es una chica, la que les cuente lo que necesitan saber, pero está vez lo hará por voluntad propia, ya que a fin de cuentas la misión de estos personajes salidos de cuentos es conseguir que todos los niños del mundo vayan al País Libre, un lugar más allá de la frontera entre el sol y la luna donde los niños son felices, no se tienen que preocupar por la muerte, el miedo o el hambre. 
Pero claro está el problema de que Paine y Rowland ya están muertos así que no pueden entrar en este lugar de ensueño y traer de vuelta al niño que buscan, por lo que tras la desaparición de Kual optarán por el siguiente camino, seguir tras la lista de nombres.


El problema está en que, aunque consiguen saber a quienes pertenecen esos nombres, siempre que llegan es demasiado tarde. A Tefé, hija de la cosa del pantano se la ha llevado Peter Puek. A Suzy, dejada atrás por Orquídea Negra, le viene a buscar Junkin Buckley; Maxine es partida en dos y se marcha con Jack el conejo, de Dorothy no saben nada y Timothy se vale por su cuenta llegando el solito al País libre. 

Desde luego las cosas a nuestros detectives no les van demasiado bien y mientras ellos fracasan en encontrar pruebas y salvar a los niños, los generales del País libre tampoco es que estén demasiado contentos ya que los niños especiales que habían capturado van marchándose poco a poco. Sin embargo es entonces cuando a Rowland y Paine se les ocurre la más simple de las ideas, ¿y si jugar a otro de esos juegos infantiles les lleva al País libre, sorpresa, pues resulta que si es así. Ahora que cualquier niño puede ser convocado a este mundo tan especial las desapariciones son cada vez más alarmantes y suceden con más frecuencia aunque se intente detener, pero nadie sabe cómo.

Por suerte nuestros chicos, pese a estar muertos, atraviesan esa puerta y al llegar descubren no solo que el país es un desastre con sus generales peleándose entre ellos, si no que al traer a cada vez más y más niños del mundo humano los recursos de este mundo se van perdiendo, sucumbiendo sin fuerzas ante un oscuro cabecilla.

Es en este momento cuando se descubre que los niños desaparecidos realmente habían sido llevados a este mundo sin igual para que el cabecilla del país libre, en secreto, los vendiera cual mercancía a otros seres más poderosos. Ahora, juntos, los detectives y el gran mago Tim Hunter, deberán conseguir que la paz vuelva a este recinto, los niños vuelvan a sus casas y el país libre vuelva a ser un refugio para aquellos que más lo necesiten de verdad.


Características:
La verdad es, que una vez hecho el resumen el volumen adquiere bastante más sentido del que parece en un primer momento, sin embargo es necesaria una segunda lectura para alcanzar todos esos pequeños matices que quedan descolgados e hilarlos, como buenamente se puede, formando así la historia. Y eso es porque como hemos comentado en un principio, este volumen no se generó como una idea clásica. La idea inicial partió de la pobre editora Karen Berger, quien durante los años ochenta se encontró con que, en Vértigo, pese a haber mucho cómic de temática adulta, todos compartían un mismo patrón, todos tenían algún niño entre sus filas. Así que, ¿porque no unirlo todo y hacer un crossover?

Con esa idea en mente se decidió que Neil Gaiman crearía un inicio y un final para esta historia junto a los guionistas Jamie Delano y Alisa Kwitney, con Chris Bachalo y Peter Snejbjerg al frente del apartado gráfico, mientras que el resto de autores se encargarían de incorporar a sus personajes en ella. Así encontraríamos a Rowland y Paine los detectives muertos, siendo esta obra de Gaiman y por lo tanto el hilo conductor, mientras que en el resto de comic encontramos a Suzie en los volúmenes de Orquídea Negra, La Cosa del Pantano incorporaría a la niña Tefé, en Animal Man se tenía a Maxine, mientras que en los volúmenes de la Patrulla existía Dorothy. Finalmente se incorporó también el personaje de Tim Hunter ya que Gaiman ya había trabajado con él.

Vale, en un principio la idea era buena, pero al llegar a la realidad fue un desastre. El principio y final resultaron llamativos, pero el resto de autores se limitó a crear volúmenes separados donde sus personajes hacían una simple mención al País Libre y por lo tanto no había historia real que conseguir llevar a cabo. El crossover como tal nunca llegó a recopilarse por la falta de información intermedia entre capítulos, pero la idea siguió en el cerebro y en los archivos de Vertigo. 

Por suerte, la actual editora de Vértigo Shelly Bond decidió recuperar ese viejo material y darle el argumento central que carecía, encargando al guionista Toby Litt, ayudado por Rachel Pollack, y al dibujante Peter Gross junto con Al Davison, la creación de un gran capítulo central que aportara lo que faltaba y enlazara bien todo el argumento. Así sí que se llegó a enlazar esta historia perdida en un principio pero que finalmente ha sido encontrada tanto para el mismo Gaiman como para nosotros, los lectores.


Tras conocer todo el trajín que hubo detrás de esta historia, no es de extrañar que esta nos parezca un
poco difícil, no solo porque aparecen muchos personajes que ya deberíamos conocer, como por ejemplo Suzie, una niña lila con una especie de sintonía con las plantas a la que nunca llegue a entender realmente, sino también porque algunos de estos personajes apenas duran unas viñetas y no vuelven a aparecer.

Pero si dejamos eso de lado, nos dejamos llevar por la historia y llenamos esos huecos con la imaginación o simplemente no le das más importancia, la historia puede llegar a ser muy entretenida.

Por suerte hay personajes a los que si que les cogemos cariño rápidamente, como a los jóvenes detectives fantasmas, con sus frases hilarantes, sus canciones infantiles y ese sentido de la bondad tan clásico y atemporal. Y curiosamente una servidora también se ha encariñado de los dirigentes del país libre, todos ellos autosuficientes, con personalidades fuertes y buscando lo mejor para los niños del mundo, algo muy loable y bello en esta historia.


Y como no, no podemos olvidarnos de un aspecto muy interesante de este volumen, y es la mezcla de cuentos clásicos, entre ellos el flautista de hamelín y los viajes a Nunca jamás, así como la leyenda, parte real parte ficticia, como punto central sobre el que desarrollar la historia. 

Resulta conmovedor y a la vez triste que la historia como tal de la que parte el cuento, la de la cruzada de los niños, sea precisamente este hecho que tuvo lugar en 1212, momento en que a causa de los conflictos y la religión muchísimos niños desaparecieron, unos vendidos como esclavos, otros simplemente desertaron y los pocos restantes, tragados por el mar. 

En este volumen, Gaiman plasma parte de estas historias, esos rumores y leyendas como sucesos que les acontecieron a algunos de los personajes, viviendo momentos trágicos que más tarde fueron los que les llevaron a este bien llamado País libre.
Es normal que los personajes que allí viven deseen que a ningún otro niño les suceda eso mismo por lo que muchos de ellos han llegado a pasar, motivo por el cual, aunque sus métodos no fueran nobles, sus intenciones sí que lo eran.



En cuanto al arte, que podemos decir. Estamos ante muchos autores de estilos muy diferentes y eso provoca una amalgama un poco extraña, tanto como es el propio volumen en sí. Lo bueno es que el inicio y final mantienen el mismo dibujante, consiguiendo una pequeña cohesión que ayuda a enlazar mentalmente todo el volumen por mucho de en su interior encontremos un arte muy variopinto.

Las escenas más extrañas son sin lugar a dudas las de las reuniones de los seres que vienen en el país libre, pero a causa de sus ya de por si extraños diseños esto no resulta tan llamativo o chocante como podría ser en un principio.

Mis favoritas son como no, las de los niños detective, quienes mantienen no solo la indumentaria clásica tras su muerte, sino que además consiguen dotar todo aquello que está a su alrededor de un aire muy retro y curioso que saca una sonrisa.

En conclusión, este volumen está claramente enfocado a aquellos que sigan otras tantas series de Vertigo y por lo tanto la aparición de estos personajes recién salidos de otros mundos, les hagan sacar una sonrisa. 

Para aquellos que no los conozcan, puede resultar una lectura difícil, pero hay que afrontar el volumen como es. No podemos juzgarlo como un único volumen creado por un único guionista y unos pocos dibujantes porqueno es así. Es la unión de muchas personas que han puesto lo mejor de ellas mismas para que después de varios años este producto llegara a las tiendas y mantuviera el espíritu de cuando se creó, asi como una nueva forma de hacerse entender a los lectores.

Por eso esta obra es tan interesante, porque ha conseguido ambos objetivos, gustar a los lectores mas habituales y sacar una sonrisa a aquellos nuevos que se acerquen a sus páginas y quieran viajar junto a otros tantos niños al País Libre.