Manga: Reseña de "Buenas noches, Punpun" (おやすみプンプン) vol. #2 de Inio Asano [Norma Editorial]

Un mes más, Norma Editorial nos trae un nuevo tomo de una de las más esperadas novedades del mes, el segundo número de Buenas noches, Punpun de Inio Asano. Recordemos que el primer número se puso a la venta el pasado Salón del Manga de Barcelona cosechando grandes críticas al igual que sucedió en su país original de publicación, donde la serie está cerrada y ha sido editada en 13 volúmenes.

Así pues, Norma Editorial vuelve a poner en las estanterías este segundo volumen con el habitual formato de Rústica con sobrecubiertas. En esta ocasión cuenta con un bonito tono azul aturquesado con Punpun en relieve. En su interior encontramos 208 páginas en blanco y negro permitiendo un formato de 13x18,2cm. ¿Lo más llamativo de este tomo? La portada como tal una vez retirada la sobrecubierta. ¿Porque se ve una fotografía de Egipto? No lo sé.


Sin embargo, pasemos a lo importante, ¿qué sucede en este número de Buenas noches Punpun?
En un inicio no encontramos apenas lapso de tiempo entre el primer y el segundo número, que concluyó con la visita de Punpun, sus amigos y la chica que le gusta a Punpun, Aiko, a una fábrica abandonada donde aparentemente se escondía muchísimo dinero y unos cadáveres.

Obviamente el dinero como tal no estaba allí, pero sí que encontraron otras cosas. Lo primero fue a una estudiante haciendo campaña en el mismo edificio, cubierta aparentemente de golpes, arañazos y algo de sangre provocada por según ella “un padre un poco bruto”. Esta se apareció ante los niños causándoles un susto de muerte. Curiosamente no le importó que se quedaran por allí unos niños de primaria, pero sí que les advirtió de algo, en esa fábrica se suicidó su dueño anterior y su fantasma aun vaga en ella.


Lo siguiente con lo que se encontraron fue algo más espeluznante, y es que tras un paseo rápido por la fábrica y darse cuenta que ni había dinero ni cadáveres, descubrieron que sí que había alguien más a quien en primera instancia tildaron de fantasma tras la historia de terror contada por la chica de antes. 

La huida de la fábrica por parte de todos fue rápida pero también demasiado alocada, dejando atrás a Punpun y Aiko, quienes acabaron debajo de unos cuantos tubos medio inconscientes. El problema podría haber sido menos grave si no fuera porque además se inició un fuego en el mismo edificio.

Por suerte para los pobres tortolitos dos de los amigos corrieron de vuelta a buscarlos al ver que los habían dejado atrás y todos consiguieron salir sanos y salvos de la misteriosa aventura.


Los días siguieron su curso y lamentablemente para ellos uno de los amigos del grupo, Harumi, se marchó a otra ciudad dejando un mar de lágrimas y buenos recuerdos juntos.
En cambio, el más maduro de todos, Seki, aprendió a valorar lo que tuvo en el pasado y así actuar mejor en el futuro

Sin embargo, para nuestro curioso protagonista, la vida se torció lentamente sin que hiciera nada por evitarlo. Su madre volvió del hospital, siendo ligeramente más egoísta pero también estando más en casa, su padre, una vez fuera de prisión, decidió hacer todo lo contrario y aunque quería mucho a si hijo, se marchó para no volver más, y lo peor de todo, Punpun tenía tanto miedo de perder o de decepcionar a Aiko que hizo que se separara aún mas de ella, hasta que casi ni se hablaban. 

Los chicos pasaron a secundaria y aunque Aiko le había estado esperando durante mucho tiempo al pasar de curso siguió adelante, aunque a Punpun aún le gustaba esa chica que conoció de pequeño


Un segundo volumen muy en consonancia con el primero que vuelve a dejar a Punpun viviendo una amarga infancia.

Pese a mantener el estilo argumental y siguiendo la historia del protagonista, en esta ocasión se les da más importancia a los propios pensamientos de Punpun que a los mismos hechos. Para ser un personaje sin voz sí que tiene un amplio universo en su cabecita emplumada y sus pensamientos corren tan rápidos que ni él puede controlarlos. 

A diferencia de los recuerdos que tienen el resto de personajes, con imágenes nítidas y secuencias normales, los pensamientos de punpun son siempre abstractos.
Desde escenas con budas, su “Dios personal”, recuerdos de la infancia y planetas inventados, la mente de punpun es como una película surrealista que el mismo ve desde fuera, sentado en su cama, sin hacer nada para cambiarlo.

A su vez, se va viendo claramente como poco a poco, la presencia de “Dios” va apareciendo más a menudo, siempre atraído por los pensamientos más mezquinos del propio Punpun. ¿Asociará entonces el protagonista la solución rápida y más indolora para él, como la solución que tiene que tomar porque es la que “Dios” le recomienda? Ya se verá.


Otro elemento que se ve con claridad en este volumen es la relación de los niños pequeños con sus padres. Al ser un grupo numeroso poca información hay concreta sobre cada caso, pero sí que se ve claramente como la infancia del chico más maduro del grupo Seki, fue bastante difícil, llevándole a fumar pese a ir solo a primaria.

Similar es el caso mencionado de Harumi, quien, aunque entiende rápidamente que no puede negarse al traslado de su familia, tampoco se resigna a enfurecerse, sino más bien, aprovecha todo el tiempo que le queda con su pandilla y lo disfruta, dejándoles a sus amigos las cosas de valor que tiene con tal de empezar una nueva vida en otro lugar, pero siendo recordado por ellos aquí.

Eso por no hablar de los mismos padres de Punpun, quien cuenta con una madre egoísta la que habría preferido no tener a su marido y a su hijo, pero que a la que se encuentra sola bien que se aferra al pobre niño con tal de no encontrarse de nuevo abandonada.


Desde luego si Punpun sigue creciendo con estas ideas en la cabeza, ya nazcan de los pensamientos de los adultos que le susurran al oído, como de sus propios soliloquios y charlas entre su Dios personal y sus ideas propias, no va a tener un futuro muy halagüeño.
Desde luego la presión social a la que está sometido es bastante remarcable, y llama la atención como una simple frase de la chica que le gusta trastoca su mundo, sin embargo, eso no son más que excusas para intentar hacer que simpaticemos con el protagonista, ya que es él, al fin y al cabo, quien deja tirada a Aiko por sentir demasiada presión y quién además después se regodea en el sufrimiento de la muchacha pese a que todavía le gusta.

Pun pun, desde luego no vas por el buen camino.


Dejando el argumento de lado y pasando al apartado artístico, volvemos a encontrarnos con preciosas viñetas solamente empañadas por la figura de pollito del mismo Punpun.
Sus paisajes son sublimes y es gracioso ver como todos los niños de la clase de nuestro protagonista son diferentes entre ellos.  Personalmente Aiko además me parece una niña bonita y sencilla, con un aura de madurez muy bien reflejada no solo en su rostro más sereno, sino incluso en su vestuario.

Y como no, no nos podemos olvidar de las escenas, raras que aparecen en este volumen. Además del Dios Caca, quien parece ser el contrapunto del Dios de Punpun, también encontramos viajes oníricos y creados como su fueran un collage de imágenes, junto con las siempre perturbadoras caras del tío de Punpun. Es ese hombre y el profesor del colegio los personajes más raros encontrados por ahora.

Y la verdad es que son precisamente estas rarezas las que hacen que el resto del dibujo del manga sea realmente bueno. Punpun con su sencillez, con una familia hecha a base de garabatos y líneas torpes así como los efectos cutres que le rodean, es el contraste hacia la estéticamente bella realidad que encuentra a su alrededor.

Realmente espero con ganas el tercer volumen de esta triste obra. Lentamente pero de forma concisa se va viendo el camino que seguirá él por ahora joven protagonista pero queda claro que no será un camino de rosas ni para el, ni para los que están a su alrededor.