Cómic: Reseña de "Colder" vol. #1 de Paul Tobin y Juan Ferreyra [Medusa Cómics].

Medusa Cómics lanzaba este pasado mes de diciembre de 2015 la segunda edición de Colder, el aclamado cómic original de Dark Horse que lanzaron el pasado mes de octubre y que con éxito abrumador se había extinguido en los distribuidores - sin duda gracias en gran parte a su impactante portada.

Originalmente publicado en U.S.A. por el sello Dark Horse Comics en 2012, este primer volumen recopilatorio nos trae la primera miniserie de cinco entregas regulares de la nueva obra del ganador de un premio Eisner Paul Tobyn, y lo hace en una edición muy similar a la que el recopilatorio ya recibió en USA: Medusa Cómics nos trae 156 páginas a todo color encuadernadas en rústica, las cuales además de la primera miniserie nos ofrecen una galería de bocetos que nos dejarán como mínimo, impactados por el despliegue del arte de Juan Ferreyra.

Un primer volumen de una trilogía que en USA ya se encuentra completa con sus dos siguientes entregas: The Bad Seed y Toss to the Bones.
Esperemos que Medusa Cómics pronto nos congratule con estas otras dos entregas, las cuales esperaremos ansiosos mientras devoramos la médula argumental de Colder una y otra vez.
Cordura congelada.
La acción nos traslada al manicomio de Sansid en Barnstable (Massachusetts) el 12 de octubre 1941, dónde la locura decide tomar el mando. Con todos los enfermos mentales sueltos en un caos sin precedentes y las llamas alimentándose del lugar, las víctimas se cobran una tras otra en un ambiente de absoluta demencia.

Llamado por tan apetitoso festín de locura, en medio de la masacre se abre un portal del que emerge el pintoresco Nimble Jack, un peculiar ser que comienza a campar a sus anchas por el lugar alimentándose de la demencia absoluta que recorre los pasillos de Sansid, incitando a la muerte segundo a segundo.

Entre todos los locos, Nimble Jack se fija en el tranquilo Declan Thomas, quien permanece sentado impasible a su alrededor. Divertido, el ente del caos decide susurrar con su magia al oido de Declan, dejando le, literalmente, helado...

La trama salta al Boston de la actualidad dónde conocemos a Reece, una bella joven encargada de cuidar de Declan, quién con su piel completamente pálida, una capacidad motriz nula y permaneciendo en el más absoluto de los silencios lleva desde aquel incidente en el manicomio saltando de servicio social en servicio social, hasta que finalmente ha terminado en el hogar de Reece.

Sin nada que permita saber quién fue anteriormente y con una temperatura corporal que difícilmente llega a los 3 grados Celsius, Declan se ha convertido en una rareza médica. Una rareza a la que, sin embargo, el sistema ya no está dispuesto a mantener.

Pero este perpetuo silencio y convivencia con Reece llegará a su final cuando reaparezca Nimble Jack en su vida, ahora interesado también en la joven.

Ante el regreso del pintoresco monstruo, Declan decidirá romper su silencio para salvar a Reece, mostrándole el universo del que surge Nimble Jack: El Mundo Hambriento.

Los dos juntos llevarán a cabo una viaje a través de la demencia intentando estar a salvo de Nimble Jack, cuya única finalidad es madurar los sentimientos extremos de la pareja para darse la cena del siglo.

Con estas cartas sobre la mesa, Paul Tobin nos toma de la mano en esta espiral descendiente al mundo de la más absoluta locura, acompañando una historia original y atípica de oscuridad y vísceras, logrando dar como fruto un ambiente bizarro donde el terror y lo sobrenatural se toman la mano sin reservas.

Una historia a la que Juan Ferreyra aporta su granito de arena con un arte que a lo largo del volumen oscila entre la perfección y lo mediocre, con unos cambios de detalle entre viñetas que en ocasiones nos hace dudar de si es el mismo artista el encargado de todas las páginas de la obra.

Paul Tobin es un importante y prolífico autor de cómics americano, ganador de un premio EISNER y guionista de series tan importantes como Spiderman, Hulk, Superman... Recientemente tuvo una nueva nominación al premio EISNER por su trabajo en Colder.