Manga: reseña de "GYO" núms. #1 y #2 de [ECC Ediciones].

Coincidiendo con el anterior XX Salón del Manga de Barcelona, ECC Ediciones lanzaba al mercado durante los meses de octubre y noviembre 2014 los dos números que completaban el manga de horror GYO, obra nominada a un premio Eisner de la mano del espeluznante mangaka Junji Ito, quién es de sobra conocido por estos lares gracias a su título Uzumaki.

Manga: reseña de "GYO" núms. #1 y #2 de [ECC Ediciones].Manga: reseña de "GYO" núms. #1 y #2 de [ECC Ediciones].

Como no podía ser de otra manera, la edición llegaba en un formato muy similar a las clásicas tankoubons japonesas, agrupando la obra en dos tomos de 200 y 208 páginas en blanco y negro respectivamente en unas rústicas con sobrecubierta.

Una edición que albergaba en su interior una terrorífica historia que se veía complementada con dos historias adicionales del autor que, sin tener nada que ver con la historia principal, suponen un extra muy jugoso para los seguidores del mangaka.

Pero dejemos esas historias de lado para centrarnos en la trama principal que podemos disfrutar en GYO...

Una pesadilla con el hedor de la putrefacción.
Manga: reseña de "GYO" núms. #1 y #2 de [ECC Ediciones].
La historia nos sitúa en la zona costera de Okinawa, dónde conocemos a la pareja sentimental formada por Kaori y Tadashi. Allí, los dos amantes se encuentran de viaje de placer utilizando las propiedades del tío del segundo, pero las cosas no marchan exactamente como uno cabría esperar.

Tras haber llegado allí, Kaori no ha dejado de quejarse de diversos malestares causados por maréos en el mar o por el hedor de los mercados de pescado, el cual afecta gravemente a su sensible olfato; quejas que sacan de quicio a Tadashi, quién poco a poco se siente más incapaz de aguantar los caprichos y cambios de humor de su compañera sentimental.

Tras la última discusión, debida a una nueva paranoia de la muchacha con la higiene, la pareja decide volver a Tokio, pero antes de regresar se ven azotados por un nuevo y terrible mal olor.

El hedor proviene de un misterioso ser que parece un pez con unas puntiagudas patas mediante las que se desplaza contra la pareja. Tadashi en un momento de desesperación logra liquidar a la bestia, y buscando librarse de ella la sella en una bolsa de basura y la abandona en el exterior.

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Sin embargo, esta solución sirve de poco... pronto montones de seres similares comienzan a emerger del mar en la costa de Okinawa, invadiendo la tierra sin reparos: peces pequeños, grandes e incluso depredadores marinos como el tiburón blanco surgen de las aguas aterrorizando a las gentes e inundándolo todo con un asqueroso olor.

El tiburón en concreto, arrincona a la pareja en el chalet, haciendo que ambos huyan definitivamente de esta demencial situación y regresen rápidamente a la capital para olvidar todo este horror.

Sin embargo, al llegar a Tokio descubren que la plaga continúa extendiéndose, y que el olor comience a cercarse a Tokio.
Con Kaori calentándole aun más la cabeza a medida que la situación del olor se agrava, Tadashi decide visitar a su tío; un científico el cual, tras enterarse de esta nueva situación, despierta su interés en estos seres.

Concretamente, el doctor le explica a Tadashi que en el pasado, su padre creo unas máquinas para el gobierno que funcionaban gracias a unas bacterias que, tras infectar a un ser vivo, le hacían emitir gases de manera descontrolada.
Sorprendido por la perturbadora semejanza de estos seres con aquellas máquinas, el doctor comienza a investigar a medida que Tadashi trata de sobrevivir a una situación que poco a poco avanza en una espiral descendente hacia el mismísimo horror.

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Con este planteamiento, el gran sensei Junji Ito nos presenta una historia que mezcla el terror a los mares con la investigación en guerra biológica sin abandonar el miedo a los espíritus, todo aderezado con un ambiente que parece exhalar ese horroroso hedor del que no deja de hablarnos en toda la obra.

Una vez más, nos fascina con un relato escalofriante en el que sin complejos echa mano a lo escatológico y a las escenas más repugnantes y retorcidas para dar cada ciertas páginas una vuelta de rosca más; una habilidad que parece darle la potestad para imprimir en sus viñetas las más repugnantes pesadillas.

Todo esto por supuesto aderezado magistralmente con su peculiar estilo de dibujo, que parece retratar estas escenas con una exactitud que en ocasiones se antoja incluso demasiado detallista, provocando que algo en nuestro interior se estremezca ante una ambientación que nos repulsa.

Sin duda, todo un clásico del manga de horror que entusiasmará y horrorizará a todos los seguidores de este peculiar género.