Cómic: review de "The Crow: Curare y La piel del Lobo" [Yermo Ediciones].

The Crow: Curare y La piel del Lobo
Yermo Ediciones nos sorprendía el pasado marzo de 2014 con la incorporación a su catálogo de un personaje de sobra conocido por los aficionados a la novela gráfica, un clásico del que todos hemos podido disfrutar de una forma u otra: El Cuervo.

Y lo hacían ni más ni menos con el volumen The Crow: Curare y La Piel del Lobo, obras que suponen el regreso a los guiones del creador de este espíritu vengativo, James O’Barr.

Originalmente dos miniseries del personaje de tres números publicados en USA por IDW bajo el nombre de "Curare" y "Skinning the Wolves", Yermo recopila todo este maravilloso material en una rústica de 160 páginas con dibujo de Antoine Dodé y Jim Barry respectivamente.

Dos historias que, pese a compartir volumen y el tema de la venganza, son tan diferentes como la noche y el día.
Pero antes... un poco de retrospectiva para los profanos.

James O'Barr - historia de tragedia y éxito.
The Crow: Curare y La piel del Lobo
Corría el año 1989 cuando nació oficialmente la figura de "The Crow", fruto de la atormentada mente de James O’Barr. Con su prometida víctima mortal de un imprudente atropello por un conductor borracho y el dolor protagonista de todos sus pensamientos, el resentimiento tomo fuerza y forma entre sus dedos hasta dar como fruto a uno de los personajes más extremos de aquella época. 
Su novela gráfica original fue dificil de colocar, pero con James O'Barr incapaz de rendirse, finalmente encontró su hueco en manos de Caliber Press y logró ser publicada. El éxito de la trágica historia fue arrollador, convirtiéndose en la novela gráfica independiente más vendida de la historia.

El personaje se popularizó lo suficiente como para ser adaptada en los noventa en la mítica película del mismo nombre, dirigida por Alex Proyas y protagonizada por Brandon Lee (hijo de Bruce Lee). La película las pasaría canutas debido a la caótica producción y la muerte del actor principal durante el rodaje, pero terminaría saliendo adelante y convirtiéndose en un film icónico.

En base al éxito y un poco recuperado, James O'Barr comenzó a asentar las bases de The Crow convirtiendola en una franquicia protagonizada por un ángel atemporal de la venganza, capaz de encarnarse cuando un cruel crimen quedaba sin castigo y el sentimiento del amor era mayor que el poder de la propia muerte. Unas bases que establecerían una buena época de sagas de The Crow con colecciones como "Flesh and Blood", "Deat Time" o "Waking Nightmares".

Unas bases que ahora permiten que tengamos este fantástico volumen entre nuestros dedos.

The CROW: Curare.
En Curare, nos encontramos ante una historia de carácter intimista en la que un policía retirado de Los Ángeles continúa obsesionado con uno de los casos de los que se hizo cargo y que quedo irresoluto. "Francis" pasa sus días tirado en su casa, observando las fotografías de la víctima del crimen: una niña de entre 7 y 10 años sin identificar, víctima de una violación y encontrada muerta en mitad del campo.

The Crow: Curare y La piel del Lobo

The Crow: Curare y La piel del Lobo
Esta obsesión le ha costado amigos, familia y el respeto de sus iguales, pero a pesar de todo ello la crueldad patente en el caso lo atormenta día y noche, incapaz de asimilar la injusticia latente en la muerte de la pequeña.

Sin embargo, su sed de justicia encontrará respuesta cuando la víctima aparezca en su casa junto a un oscuro cuervo parlanchín. Francis unirá sus habilidades a las de la reencarnada muchacha para buscar al culpable al que jamás encontraron, avanzando a través del abandonado caso para re-descubrir las pistas que habían quedado sepultadas por las arenas del tiempo.
Todo para obtener la bien merecida venganza.

A lo largo de estas páginas descubriremos una historia muy bien hilvanada donde el abuso de menores, las desapariciones de niños y en general la pederastia cobrarán mucha importancia, dotandola de un toque de crueldad que se nos antoja mucho más cercano que en otras historias de The Crow.

The Crow: Curare y La piel del Lobo

The Crow: Curare y La piel del Lobo
Así mismo, James O'Barr nos presentará en Curare a una de las encarnaciones de The Crow más enternecedoras e inocentes que jamás hemos podido ver... una niña de pies a cabeza que hacen que cada segundo nos unamos más a las ansias del protagonista de administrar venganza en base a su muerte.

Esta maravillosa historia de crimen y penitencia viene adornada con los trazos irregulares de Antoine Dodé, que le dan a la oscura historia una carisma aun más desarrollada, combinando perfectamente su arte con el relato de O'Barr.

A esto le sumamos una gama de colores fríos y apagados, que acentúan un poco más la atmósfera de pena absoluta que caracteriza a la historia de Curare.

The Crow: Curare y La piel del Lobo
The CROW: La Piel del Lobo

Tras Curare, James O'Barr da un giro absoluto al enfoque de la historia para pasar a una mucho más trepidante y brutal en La Piel del Lobo.
La acción se traslada en esta ocasión a los años 40 durante la Segunda Guerra Mundial, atacando la ya clásica figura villana en los cómics que son los nazis.

Nos hallamos en un campo de concentración alemán donde los judíos son separados en grupos y asesinados salvajemente según el capricho del sanguinario general de las SS allí impuesto.

Bajo su capricho, los hombres, las mujeres y los niños mueren como si fueran ratas.
Y entonces, de entre los subyugados, se alza un hombre al que le falta un ojo, matando perros de caza y hombres con las manos desnudas como si fuese un alma poseida. Un hombre que reduce a todo lo que encuentra por delante antes de ser abatido a tiros y llevado a los hornos de cremación, dejando antes un grito de desafío.

The Crow: Curare y La piel del Lobo

The Crow: Curare y La piel del Lobo
Sin embargo, esto no supone el final para nuestro protagonista, ya que junto a él se pasea un cuervo y el cadáver no tarda en levantarse, guiando la mano de la muerte por todo el campamento, abriéndose paso hacia el general nazi que tantas vidas se ha cobrado... incluida la suya y la de su familia.

El responsable no tardará en recordar quién era este hombre, y en temblar de puro terror mientras la masacre se abre paso por su campo de concentración.

Toda una historia repleta de sangre y víscera en la que The Crow volverá un poco más a sus raices, distribuyendo muerte a manos llenas.

En este caso el trazo de Jim Barry es el que acompaña la historia, mostrándonos unas viñetas más clásicas que en Curare, pero que están repletas de tiniebla y que consiguen transmitirnos esa sofocante y oscura sensación de la que están cargadas las historias de James O'Barr.

En definitiva un volumen que no decepcionará al lector casual, y que entusiasmará a los fans de The Crow.