El encargado de ello fue el estudio BONES, bajo la dirección de Kotaro Tamura y el guión de Deko Akao, que con una animación bastante agradable nos traía esta historia sobre dioses callejeros y colegiales repelentes.
De dioses, gatos y fantasmas.
Yato es un dios que quiere ante todo tener una buena cantidad de seguidores que le adoren y le recen, pero al pobre no le conoce nadie. Como consecuencia de ello, en vez de tener un templo o similar, va por la calle en chandal con un aspecto un poco lastimero, ofreciendo sus servicios como dios a quien sea que se encuentra.
Un día la estudiante Iki Hiyori le salva innecesariamente de un atropeyo, pagando un precio bastante alto. Aunque Yato la salva de daños mayores, Hiyori queda "desfasada" con su cuerpo, provocando que a veces "se le caiga" y se quede en modo espíritu, con un gracioso rabito de gato rosado. Abrumada por la situación, Hiyori queda atada a Yato con un pacto hasta que esta peculiaridad se resuelva.
A partir de aquí, seguiremos las desventuras de Yato, uniéndose al dúo protagonista el tercero en discordia, Yukine, un chaval un poco prepúber que es rescatado de su vida de fantasma por Yato, quien lo convierte en su tesoro sagrado.
Resumiendo, esto significa que el alma de Yukine está atada a Yato, y que cuando él le necesita, se convierte en una katana sagrada para ayudarle a combatir espíritus malignos.
El problema es que esta historia principal parece irse diluyendo.
Si es que tiene una historia principal, ya que conforme avanzan los capítulos, parece irse quedando en una vaga promesa de que va a suceder algo que no termina de suceder, yéndose por unos derroteros y sub-tramas que nos interesan tanto como la reproducción del hongo del amazonas.
Los personajes.
Hasta aquí, a grandes rasgos, tenemos de que va a ir esta serie. A priori el planteamiento es interesante al dar mucho juego la situación de Yato (夜ト), quién además es un personaje bastante carismático y divertido.
Sin embargo, y aunque Yato es el héroe de nuestra historia, queda relegado a segundo plano por sus dos acompañantes, lo cual enturbia bastante el interés de la historia, como comentábamos más arriba, saboteando lo que podía haber sido un gran anime.
Entre sus acompañantes tenemos por un lado tenemos a Hiyori (壱岐 ひより), que como personaje es sosa como ella sola.
Sus opiniones no aportan nada, y su personalidad es plana, plana, aportando nada y menos a la trama principal del anime.
Nada de grandes ideas, momentos épicos o interés romántico, nada.
No era tan difícil darle un poco más de puntos de interés al secundario femenino, digo yo.
Por el otro tenemos a Yukine (雪音), un chaval que es una embolia cerebral en si mismo. Repelente, consentido, de carácter voluble y en general con una personalidad que te dan ganas de aplaudirle en los genitales con dos adoquines.
Por su diseño deduzco que está hecho para aclamar a las fans femeninas del manga, aunque a mi solo me parece un violador en potencia a juzgar por la ropa que suele utilizar.
Dejando de lado a la trinidad que protagoniza el anime, tenemos una serie de personajes secundarios que tienen bastante más carisma que ellos mismos... Citemos un par de ellos.
Por otro lado tenemos al rival de Yato, la importante diosa Bishamon (毘沙門), quién parece tener una larga historia de enfrentamiento con nuestro protagonista y una colección de tesoros divinos que roza lo absurdo.
Además, nos trae el poco fanservice de la serie, vistiéndose por algún motivo para combatir como un personaje escapado de Street Fighter.
Y hasta aquí, poco más.
Noragami (ノラガミ) se deja ver, pero ofrece poco más allá de puro entretenimiento, dando la impresión de que la historia nunca termina de encontrar su lugar. Sin embargo, viene acompañada de una estupenda banda sonora que mezcla el tecno con los instrumentos tradicionales japoneses, y una animación bastante buena.
Si estás aburridos, echadle un vistazo.
Si no, no perdáis vuestro tiempo en otro anime mediocre que no llega a donde debería.
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| Muerte a Yukine. |