Hablamos de la comedia de humor negro y carácter sobrenatural llamada Hōzuki no Reitetsu (鬼灯の冷徹), originalmente un manga de Natsumi Eguchi (江口 夏実) publicado bajo el sello de Kodansha que hasta la fecha ha recopilado 12 volúmenes desde su estreno en el 2011 y continúa abierto, con capítulos nuevos regulares en la revista Weekly Morning.
La historia que WIT traía a nuestras pantallas gira entorno a las situaciones vividas por Hōzuki, un ogro demonio que trabaja como jefe de personal en el infierno bajo las órdenes (por decirlo de alguna manera) de Enma Daiō, juez de las almas del otro mundo.
La historia que WIT traía a nuestras pantallas gira entorno a las situaciones vividas por Hōzuki, un ogro demonio que trabaja como jefe de personal en el infierno bajo las órdenes (por decirlo de alguna manera) de Enma Daiō, juez de las almas del otro mundo.
Hōzuki no Reitetsu es una comedia... pero una comedia un poco peculiar.
Uno no sabe que esperarse de un planteamiento así, sobretodo cuando observa el severo rostro de Hōzuki, y es que el tío tiene una cara de comer pomelos que no veas. Pero que no os despiste su estampa, que la cosa va de reírnos.
El humor negro japonés tiene lo que le pasa al inglés, que o te gusta su estilo y te partes, o te deja totalmente impasible. Sus gracias son críticas a la cultura y la sociedad, siempre con un toque inteligente y totalmente enraizado en la tradición, religión y cultura de extremo oriente, hasta el punto de que si no estamos familiarizados con una serie de conceptos, lo único que haremos será flipar sin saber de que diablos están hablando sus personajes.
Sin embargo, si estamos familiarizados con esta cultura lo suficiente, nos encanta este retorcido sentido del humor nipón y tenemos una cierta tolerancia a la diferencia de cultura que nos separa de Japón, disfrutaremos la serie y sus gracias como el que más.
Y es que Hōzuki no Reitetsu nos ofrece un humor que raramente vemos en una serie anime. Pero siendo francos ¡Depende de vuestro sentido del humor!
A lo largo de los veinte minutos de cada capítulo disfrutamos de dos mini-historias cortas que no siempre tienen que ver entre ellas, y que en su contenido autoconclusivo nos trae un montón de personajes sacados del folclore japonés para mostrarnos las situaciones más absurdas que se nos puedan ocurrir, incluyendo conejos psícópatas y viejas exhibicionistas.
Y todo esto, siempre, con un buen porrón de guiños que les encantarán a los frikis.
Un reparto infernal.
La historia de Hōzuki no Reitetsu (鬼灯の冷徹) la mueven sus personajes, que nos llevarán a través de absurdas situaciones para mostrarnos el humor más retorcido de Japón.
Y todo esto, siempre, con un buen porrón de guiños que les encantarán a los frikis.
Un reparto infernal.
La historia de Hōzuki no Reitetsu (鬼灯の冷徹) la mueven sus personajes, que nos llevarán a través de absurdas situaciones para mostrarnos el humor más retorcido de Japón.
Nuestro funcionario es un tipo seco, formal y estirado que lleva el funcionamiento del infierno japonés a rajatabla, poniendo en vereda incluso a su jefe Enma Daiō.
Hōzuki tiene las ideas claras, y si hay que torturar, aporrear o defenestrar a alguien lo hará de manera fría y metódica, no importa qué.
Un ejemplo claro de productividad impersonal y obsesión laboral que aun siendo tan inhumano como es y con su carácter arisco, tiene su lado oculto donde cultiva sus peces-maceta.
El juez del inframundo resulta ser un gigantesco gordito afable amigo de todos y bastante desastre, un blando al que Hōzuki suele tratar violentamente para obligarle ha hacer su trabajo.
En definitiva, todo un bonachón que trata de escaquearse del trabajo continuamente y que, por algún motivo que no se puede alcanzar a comprender, mantiene una extraña y casi unilateral relación de amistad con el protagonista.
El perrito del legendario Momotaro (el cual es otro secundario recurrente) que, tras la aventura inicial del mismo, terminó apareciendo de manera continua en la serie.
Shiro es simplemente adorable, una bola blanquita con patas que se hace amigo de Hōzuki y termina compartiendo con él un buen número de situaciones.
Hakutaku es el rival de Hōzuki en todo. Ambos se detestan a muerte y compiten por cualquier tontería hasta el extremo, llevándose lo que haga falta por delante.
Como contrapartida a Hōzuki es un tipo poco responsable, mujeriego, bebedor y en general poco confiable que reside en el lado chino del inframundo.
Dos pequeños aprendices de las labores infernales que suelen aparecer en los capítulos y en ocasiones los protagonizan, trayendo el toque de inocencia y reverencia/miedo hacia Hōzuki, combinado con su obsesión por los grandes pechos de la diablesa de turno.
Unos personajes harto necesarios que terminan de aderezar la mezcla de esta serie, a la que se unen otros muchos personajes a los que pillaremos cariño rápidamente.
Hōzuki no Reitetsu (鬼灯の冷徹) presenta una animación impecable por parte del estudio WIT, dotada de unos colores muy vivos y unos trazos que aun así son fieles al manga original y que recuerdan en buena parte a la pintura ancestral japonesa.
La música es resultona, pero por otro lado tiene uno de los openings más divertidos de la temporada. ¡A disfrutar!