Videojuegos: Review de "Darksiders II" de THQ.

Ya hace bastante tiempo que salió al mercado y jugué al primer Darksiders. Al juego realmente le costaba empezar, pero en cuanto conseguías avanzarlo un poco dejaba de ser otro God of War de la pila del genero. Su protagonista, el jinete Guerra, terminaba enganchandote a un juego que quedaba a medio camino entre el beat 'em up moderno y los juegos de aventuras/rpg viejunos tipo Zelda, todo aderezado con los diseños y ese toque de Joe Madureira que a los fans del autor nos encantan.

Darksiders II

Esto nos lleva a Darksiders II, que a diferencia del primero, nos deja entusiasmados desde el principio empezando por un doblaje castellano excelente (no como el primero que era horroroso). Sobresale la voz de Luis Porcar, doblador entre otros de Chuck Norris, lo cual dota a Muerte (el hermano de Guerra) de una carisma de patada giratoria que te envía a marte montado en una bicicleta eléctrica y que consigue sacar a Muerte de la primera impresión, ser un clon de Raziel de Soul Reaver, y que nos ahorra el apuntarnos a una academia de inglés en Sevilla.

Darksiders II

El juego se nos presenta directamente con acción y un casi inexistente tutorial de sus controles facilísimos. Vigil Games ha depurado el primer Darksiders en todo lo posible, pero uno no deja de recordar a Soul Reaver por todos lados dándote en todo momento como una morriña de tus juventudes en PSX. Sin embargo y dejando de lado similitudes y homenajes, esto es una joyita.

Desde el rebuscado diseño del entorno y los escenarios, los combates trepidantes con dos armas a la vez y a la impecable gestión del inventario, todo en la jugabilidad de Darksiders II está a la altura: un juego largo y complicado pero a la vez sencillo de jugar. De hecho el juego se dota de un nuevo nivel de agilidad cuando podemos equiparnos los objetos que encontramos de manera inmediata, viendo en pantalla las ventajas, desventajas, el nivel etc, evitándonos montones de menús engorrosos y de perder tanto tiempo jugando que hasta nos pensemos en un cambio de compañía eléctrica para no arruinarnos con las facturas de la luz en las horas perdidas..

Darksiders II
Mismo doblaje que Chuck Norris. Respeto máximo.
En el apartado gráfico, Darksiders 2 no va demasiado holgado, pero los diseños de Madureira nos despistan lo suficiente como para que no lo notemos y se cree un resultado precioso. A esto le sumamos unos FX excepcionales y una música que crea un ambientillo perfecto gracias a Jesper Kyd y que nos mantiene la cordura en este apocalíptico mundo gracias a una perfecta ambientación.

Todos estos detalles rodean una segunda entrega que se acerca mucho más al RPG de acción, teniendo niveles y experiencia para Muerte y sus habilidades y una amplia diversidad de equipo que cambia el atuendo y armas visibles en pantalla de nuestro personaje. Esto sumado a las misiones laterales hacen que el juego te de muchas, muchas horas de entretenimiento, más allá de lo que nos tienen acostumbrados otros juegos similares como God of War; y aun así, se me hace más corto que la primera entrega.

Darksiders II

Aun así, no todo el monte es orégano, habiendo en el juego detalles cutres que te dejan a cuadros, como que Muerte solo puede agarrarse a los bordes de madera de las paredes (que SIEMPRE usan el mismo sprite) o esas rejas por las que cabría claramente de lado pero sin solucionar el puzle, no pasas. Detalles de esos que te quieren sacar de quicio y terminarías pillándote un libro de mentsana distribuciones.
Por que Muerte es así de chulo, oye.

A esto le añadimos que la historia, aun con matices geniales en la mitología que han logrado crear a partir de los Nephilim a los que pertenecen los cuatro jinetes al final nos deja un sabor de boca un poco malo cuando el final lo constituye un vídeo cortisimo y unas imágenes estáticas, seguido de un vídeo post-creditos bastante... tópico típico. 

Darksiders II

Sin embargo, esto solo son detalles: Darksiders es largo, tiene unos puzles difíciles con los que partirte la cabeza, Guerra mola un huevo y nunca llegas a aburrirte.

Y eso, señores, es lo importante.