Cine: Cisne Negro

Hoy traigo una participación de Nictta, una crítica a Cisne Negro que publicó tiempo atrás en su propio blog y que hoy traslado a este.Espero que la disfrutéis:
Las apariencias engañan. Uno (o una) no se cansa de repetirlo, pero a la larga los clichés, los arquetipos que se deslizan y se incrustan en la mente del colectivo como astutas solitarias.

Nada es lo que parece. Cuando se anunció Black Swan, allá por el 2007, sólo el nombre de Darren Aranosfky avalaba el relato y provocaba un chispazo de interes. Con él al frente, el proyecto de seguro seria, por lo menos, interesante. Pero, ¿una película de danza? ¿Bailarinas? Incluso el fichaje de Natalie Portman en el 2009 me mantuvo en la más absoluta indiferencia, y el argumento de las bailarinas rivales que se filtro en un principio, estaba un tanto trillado.

Las pocas noticias que se tamizaron tampoco dejaron claro qué se podía esperar de la cinta. El inminente estreno dio pie a un trailer no menos críptico. “No he entendido nada”, me dijo un día una amiga, después del montaje, “pero me apetece verla”.

Cómo no. Es Darren Aranosfky. Y hay que hacerlo.

Por primera vez en algún tiempo, una decisión acertada.



Para mí, este es el mejor cartel, a pesar de que no fue con el que se promocionó la pelicula en España.

Olvida el baile, la oscuridad de un cisne

Si hay algo que defina Cisne negro, es la angustia. Angustia y asfixia. Olvidaos del baile, no es el lago de los cisnes. Es un cuento sobre la búsqueda de la perfección y la obsesión que se pega como una sombra a aquellos que la buscan. Aunque calcen zapatillas de ballet.



La tensión vuelve imposible desviar la atención de la pantalla. Aranosky consigue gestar la inquietud en el espectador con la precisión del un cirujano: cada plano parece sacado de una película de terror, oscuro, pero es real y extraño de una forma perturbadora. Cada imagen está deliciosamente compuesta para su personaje, interpretado por una magnifica Natalie Portman. La íntima quietud e introversión del cisne blanco que va tiñendo sus plumas se refleja en las notas, en la luz que la acompañan. Cisne negro es, por lo tanto, un relato hilvanado magistralmente a partir de una espectacular fotografía y un gran trabajo musical, basado en la obra original de Tchaikovsky.



Por otro lado, si hay algo que sorprende es la sexualidad que desprenden los fotogramas. A veces un tanto sobrante, el sexo se convierte, prácticamente, en uno de los pilares de la historia, algo que uno esperaría más de una película europea que de cine norteamericano. Sin embargo, el componente erótico no resta contundencia al conjunto, sino que lo dota de una dimensión más profunda.

A modo de curiosidad, debo decir que Natalie Portman fue muy criticada por su delgadez, ya que reflejaba un tópico de que las bailarinas son finas y estilizadas, cuando la realidad es que la danza clásica requiere una musculatura consistente.

Aportación de @nictta.